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Constelaciones. El zodiaco

Desde tiempos antiguos, los hombres imaginaron ver figuras en la disposición de las estrellas, y las pusieron nombres.

En el hemisferio norte, los griegos las bautizaron con nombres de personajes míticos, como Orión o Casiopea. En el hemisferio sur, fue el hombre moderno quien les puso nombres de animales y objetos científicos o marinos, como Lince, Microscopio o Vela.

Los astrónomos han dividido el cielo en una especie de mosaico para poder referirse a las distintas zonas y ha procurado conservar los nombres por respeto a la tradición histórica. Cada una de estás agrupaciones con nombre propio es lo que se denomina constelación.

Cuando nosotros intentamos descubrir en el cielo las figuras que dieron origen a los nombres de las constelaciones, nos resulta bastante complicado y solemos sorprendernos de la imaginación que tenían nuestros antepasados. Para distinguir a una bella princesa (Casiopea) en una W hay que tener buena voluntad...

El sistema Solar
Figura 3.1: El sistema Solar
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También desde antiguo se observó que las posiciones relativas de las estrellas eran siempre las mismas, excepto en el caso de cinco estrellas, en general muy brillantes, que se movían despacio entre las constelaciones. Se les llamó planetas y, al igual que la Luna y el Sol, no circulaban por todo el cielo, sino solo por una especie de autopista (eclíptica) que pasaba por doce constelaciones.

Estas doce constelaciones recibieron el nombre de Zodiaco. La palabra zodiaco está relacionada etimológicamente con el término griego que significa "ser vivo" ya que todos los signos que lo integran, salvo Libra, son personas o animales: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.

Algunos encontraron la forma de sacar dinero haciendo conjeturas sobre como iba a ser una persona en función de dónde se situaban el Sol, la Luna y los planetas en el cielo el día de su nacimiento. Nació la astrología, que no posee ningún rigor científico. La ciencia ha demostrado entre otras cosas que la posición de Júpiter, a casi ochocientos millones de kilómetros de nosotros influye en un nacimiento tanto como la fuerza gravitatoria de un edificio cualquiera en el barrio donde se produce el nacimiento, pero a nadie se le ocurre pensar que la forma de ser de una persona depende de si había casas bajas o rascacielos en el barrio donde su madre dio a la luz.

El plano en el que gira el Sistema Solar se llama eclíptica y es por ello que a los planetas se les ve desplazarse desde la Tierra por la eclíptica, dentro de la cual también se mueve la Tierra. Es como si estuviésemos en una habitación en una planta baja: veríamos a las personas que caminan por la calle por las ventanas de la pared, no por un ventanuco en el techo; por ahí no pasan.